La tecnología se ha convertido en un motor de cambio crucial en la sociedad actual, afectando múltiples facetas de la vida diaria, especialmente en términos de independencia económica. Este cambio es particularmente relevante para las mujeres, quienes han enfrentado históricamente obstáculos en los campos laboral y financiero. La digitalización, junto con el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), ha comenzado a crear nuevas oportunidades para el empoderamiento de las mujeres, facilitando su participación más activa en la economía mundial y fomentando la igualdad entre géneros.
La tecnología ha emergido como una fuerza transformadora en la sociedad contemporánea, impactando diversos aspectos de la vida cotidiana y, de manera notable, la independencia económica de las personas. Este fenómeno es especialmente significativo para las mujeres, quienes históricamente han enfrentado barreras en el ámbito laboral y financiero. La digitalización y el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han abierto nuevas oportunidades para el empoderamiento femenino, permitiendo una mayor participación en la economía global y promoviendo la igualdad de género.
Uno de los aspectos clave para el empoderamiento económico femenino es la educación y formación en tecnologías de la información y comunicación. Iniciativas como el Día Internacional de las Niñas en las TIC tienen como objetivo incentivar a las jóvenes a seguir carreras en el ámbito tecnológico, rompiendo estereotipos de género y favoreciendo la inclusión digital. Dichos programas son vitales para reducir la brecha digital de género y asegurar que las mujeres no se limiten a ser usuarias de tecnología, sino también innovadoras y referentes en el sector.
Uno de los pilares fundamentales para el empoderamiento económico de las mujeres es el acceso a la educación y la capacitación en TIC. Iniciativas como el Día Internacional de las Niñas en las TIC buscan fomentar el interés de las jóvenes en carreras tecnológicas, desafiando estereotipos de género y promoviendo la inclusión digital. Este tipo de programas son esenciales para cerrar la brecha digital de género y garantizar que las mujeres no solo sean consumidoras de tecnología, sino también creadoras y líderes en el sector.
Emprendimiento de mujeres y tecnología
La tecnología ha sido un catalizador para el surgimiento de emprendimientos dirigidos por mujeres, proporcionando medios para la innovación y la creación de negocios con un impacto social significativo. Un ejemplo de esto es ‘Lánzate Rural’ en Castilla y León, España, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar el emprendimiento social entre mujeres desempleadas en zonas rurales. Este programa proporciona talleres prácticos y formación en línea, permitiendo a las participantes crear y lanzar negocios que generen impacto social y medioambiental, y así desafiar la predominancia masculina en el autoempleo, particularmente en el sector agrícola.
Un ejemplo notable es Carolina Gaitán Montoya, una emprendedora de Colombia que fundó «La Cortesana», la primera plataforma digital de coworking textil a nivel mundial. Esta aplicación digital ha conectado talleres, proveedores, fábricas y marcas textiles en un entorno virtual, alcanzando 58 países y generando 1,700 empleos. La inspiración de Gaitán provino de su experiencia en el sector textil y su deseo de enfrentar la desarticulación y la falta de equidad económica para los trabajadores, con un especial énfasis en las mujeres.
Empleo a distancia y adaptabilidad laboral
Trabajo remoto y flexibilidad laboral
Políticas públicas y programas del gobierno
Los gobiernos tienen un rol fundamental en fomentar la independencia económica de las mujeres mediante la tecnología. En México, por ejemplo, se pondrá en marcha desde agosto de 2025 el programa Pensión Mujeres Bienestar, que ofrecerá ayudas económicas a mexicanas entre 60 y 62 años. Este programa pretende extender los apoyos ya existentes a más de un millón de beneficiarias, principalmente de comunidades indígenas y afrodescendientes, proporcionando una ayuda económica de 3,000 pesos cada dos meses.
Adicionalmente, eventos como la jornada «Mujeres y digitalización» en Albacete, España, tienen como objetivo impulsar la formación en digitalización para pequeñas y medianas empresas, trabajadores independientes y emprendedores. Organizada por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE) y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), esta iniciativa resalta la participación activa de las mujeres en el proceso de digitalización, proporcionando herramientas y recursos para el desarrollo de habilidades digitales y enfatizando la relevancia de la igualdad de género en la revolución tecnológica.
Retos y perspectivas futuras
Aunque se han logrado avances, todavía existen importantes desafíos en la integración completa de las mujeres en la economía digital. La brecha digital de género sigue presente, en particular en áreas rurales y países en desarrollo, donde las mujeres enfrentan obstáculos mayores para acceder y beneficiarse de las oportunidades del entorno digital. Es esencial seguir impulsando políticas públicas con enfoque de género que amplifiquen los beneficios positivos de las TIC en la disminución de las brechas sociales existentes.
A pesar de los avances, persisten desafíos significativos en la plena integración de las mujeres en la economía digital. La brecha digital de género sigue siendo una realidad, especialmente en regiones rurales y en países en desarrollo, donde las mujeres enfrentan mayores barreras para acceder y aprovechar las ventajas ofrecidas por el mundo digital. Es fundamental continuar promoviendo políticas públicas con perspectiva de género que potencien los impactos positivos de las TIC en la reducción de las brechas sociales existentes.
Además, es esencial abordar los estereotipos de género que desaniman a las niñas a inscribirse en cursos o carreras de ciencia y tecnología desde una edad temprana. Superar estos estereotipos, que se refuerzan a través de la familia, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general, es crucial para garantizar una participación equitativa de las mujeres en el sector tecnológico.